La camisa aprieta, no digo nada.
Como en el ventilador de la CPU,
La energía se pierde entre el calor y el polvo.
Ya no fuiste más de carne ni de risas.
Estás aquí en la intermitente presencia de la electricidad.
No quiero decir mucho, es mejor irse o morirse.
La celda está abierta pero no me quiero ir.
El frío empuja, el calor orienta.
La distancia me reitera que soy yo,
El que nunca está,
El que está ausente y disimulado.
Pero la camisa aprieta y yo no digo nada,
Para no levantar el polvo de la CPU,
Para no perderme de tu intermitente presencia,
Para seguir viviendo con la puerta abierta
Y verte pasar en nube roja
Mientras el sentimiento es guerra.
Del otro año, la próxima película de Hollywood, el calentamiento global y el frío de esta noche.
...
La utopía o la insoportable permanencia de la vida. Hay cosas a las que no podemos renunciar por más desesperanzador que sea el panorama, aún en el descrédito absoluto de lo humano. Salirse de órbita es una posibilidad recurrente del calendario y el imaginario es más poderoso que cualquier situación. La vida es real dicen, pero qué tan real es la banda que sostiene el instrumento con el que se ejecutan los sueños de un ser complejo. Qué tan reales son los signos y símbolos de una sociedad no sólo de contrastes sino también contradictoria. No hay intención de escritos profundos ni concienzudos. Este es un espacio de collage y de relación; no con los otros, no por lo menos de esa manera de mensajes y contactos; con el objeto sí, con el reducto talvez, mientras la vida sigue y es relación.
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